20 de mayo: DOSCIENTOS HOMENAJEA A LOS GRANDES COMPOSITORES ARGENTINOS
En el marco del proyecto DOSCIENTOS, Ensamble Cultural realiza este homenaje a los grandes compositores argentinos, de mano de un hito musical de Córdoba: los NIÑOS CANTORES DE CORDOBA. Este Concierto se suma a la serie de actividades pensadas para revalorizar nuestra identidad a través de la Cultura.
El Concierto tendrá lugar en el maravilloso entorno del Palacio Ferreyra, el jueves 20 de mayo a las 18 hs. La entrada será libre y gratuita.
EL LUNES 3 DE MAYO COMIENZA "DOSCIENTOS", CON EL CURSO "200 AÑOS DE HISTORIA EN LA PINTURA ARGENTINA"
Ensamble Cultural propone para este año un gran proyecto: DOSCIENTOS. Una movida cultural completa, que incluye cursos, conciertos, performances, intervenciones en espacios públicos, actividades varias, que rescatan nuestra Identidad Argentina a través del Arte.
Este proyecto da comienzo con la primera actividad: el curso "200 años de Historia en la Pintura Argentina", que se dictará en GALILEO, Av. Gauss 5700, los lunes 3, 10 y 17 de mayo, de 18 a 20.30 hs.
En este ciclo de Arte contamos con especialistas de lujo: Cecilia Vélez, María Finocchietti y Alicia de Arteaga. Tres cordobesas destacadas en el arte, ya sea como artistas o como críticas de arte, que nos guiarán por tres períodos de la historia: de 1800 a 1900, de 1900 a 1960, y de 1960 a nuestros días.
Será un recorrido fascinante, donde reconoceremos a nuestros grandes artistas desde los comienzos, descubriendo la influencia del contexto histórico, las distintas corrientes y escuelas, y sus trazos personales, en charlas plenas de dinamismo con proyección de imágenes.
Luego de cada encuentro, disfrutaremos presentaciones artísticas de gran calidad, preparadas especialmente para este ciclo, que nos llevarán a vivenciar este recorrido con todos los sentidos.
Y para finalizar, podremos compartir un break de sabor argentino, acompañado de las propuestas en bebidas y tragos de MIRRA, escuela de cocktelería, con Gustavo Brizuela.
DETALLE DE LOS ENCUENTROS
Lunes 3 de mayo: Los comienzos del Arte Argentino. De 1800 a 1900.
Especialista invitada: Lic.Cecilia Vélez
Breve Concierto de Cantoría de la Merced con un repertorio pleno del espíritu de nuestra música.
Lunes 10 de mayo: El Arte Argentino en el siglo XX. De 1900 a 1960.
Especialista invitada: Lic. María Finocchietti
Performance de baile de Escuela de Comedia Musical Valeria Lynch, con la del tango, el perfume del puerto, los sueños del inmigrante...
Lunes 17 de mayo: El Arte Contemporáneo. De 1960 a nuestros días.
Especialista invitada: Lic. Alicia de Arteaga.
Performance de Video Arte a cargo del VJ Franco Olivetta, recorriendo la historia con nuevos lenguajes que reinterpretan el ritmo del Arte.
BREVE RESEÑA DE CADA PERIODO
. de
Años más tarde, el gobierno nacional comenzó a estimular a los jóvenes con becas de perfección en Europa, mientras se fundaban centros de enseñanza que fueron creando condiciones para el incremento de la actividad artística y la conformación de un público interesado. La obra de Eduardo Sívori (considerado el introductor de naturalismo en el país), Eduardo Schiaffino, Ernesto de la Cárcova y Reinaldo Giudici, todos ellos de gran capacidad técnica, permite contemplar un arco de temas, desde el historicismo al verismo o el costumbrismo moralizante.
. de
1900 a
Por un lado aparece por un lado el impresionismo, el paisaje luminoso se convirtió en centro de la pintura argentina, elección que compartieron los postimpresionistas Fernando Fader, y Pío Collivadino, integrantes del grupo Nexos. Esta agrupación participó activamente en el debate sobre la realización de un arte nacional, estimulado por los festejos del Centenario de la Revolución de Mayo.
Alrededor de 1920 surgieron los Artistas del Pueblo, correlato plástico del grupo literario de Boedo. Alejados del folklorismo o de la nostalgia del pasado propiciados por la generación anterior, este núcleo formado en bibliotecas de izquierda al calor de las obras de Tolstoi, puso el énfasis en los problemas sociales.
El realismo crítico surge en los años 30, que rechazaba la abstracción por considerarla elitista. En esta corriente sobresalieron Antonio Berni, Lino Enea Spilimbergo, Juan Carlos Castagnino, Carlos Alonso y Demetrio Urruchúa, quienes apelaron al mural, a técnicas y procedimientos como el collage, la fotografía y el montaje y desarrollaron una importante tarea educativa en centros de enseñanza artística.
Paralelamente al surgimiento de la tendencia realista, otro grupo de creadores se nucleó en torno a la divisa retorno al orden, en busca de formas libres y equilibradas, aunque alejadas del academicismo. Adhirieron a esta tendencia Emilio Petorutti y Xul Solar.
Por su parte, artistas argentinos residentes en Francia: Horacio Butler, Hector Basaldúa, Aquiles Badi, Lino Spilimbergo y Raquel Forner, formaron el Grupo de París bajo la consigna de buscar “lo eminentemente estructural de los valores plásticos”.
Hubo también una tendencia figurativa que puso el acento en la introspección, nutriéndose de lo cotidiano. Raúl Soldi, Fortunato Lacámera y Miguel Diómede, representantes de la denominada pintura sensible, cultivaron la expresión de matices delicados con una fuerte carga de subjetividad.
Mientras se afianzaba el realismo crítico, en las antípodas se fortalecían las propuestas surrealistas del Grupo Orión, compuesto por Vicente Forte, Luis Barragán y Leopoldo Presas, entre otros. No obstante, artistas identificados con los postulados de cambio social adoptaron algunos rasgos vanguardistas como Berni o Spilimbergo, quienes transitaron momentos cuasi surrealistas.
En la segunda mitad del siglo XX Argentina vive fuertes momentos históricos, dentro de un contexto mundial signado por los cambios. De la libertad exacerbada de los años 60, pasa al caos político y a la dictadura de los 70 y 80. Las nuevas corrientes filosóficas llegan con fuerza, y el arte toma nuevos rumbos.
Hacia 1952 se constituyó el Grupo de Artistas Modernos de la Argentina, quienes propugnaban el cambio de la racionalidad geométrica hacia la liberación de los sentimientos y la primacía de lo subjetivo. Todos estos encuentros marcaron una nueva etapa del vanguardismo en el país y prepararon el camino para movimientos como el arte óptico y cinético (Julio Le Parc, Hugo Demarco y Luis Tomasello), el informalismo (Kenneth Kemble, Fernando Maza y Mario Pucciarelli), la Nueva Figuración (Luis Felipe Noé, Jorge de la Vega, Ernesto Deira y Rómulo Macció), el arte destructivo (Barilari Kemble, Jorge López Anaya y Antonio Seguí) y el happening (Marta Minujín, Rodolfo Azaro, Margarita Paksa y León Ferrari) – tendencias propias de la década del 60, que tuvo su epicentro en el Instituto Di Tella–. Dirigido por Enrique Oteiza y Jorge Romero Brest, el Di Tella estimuló no sólo el uso de materiales no convencionales sino el abandono total de formalismos, en un ámbito de absoluta libertad formal, en el que se borraban las fronteras entre creador, obra y vida cotidiana.
El cierre del Di Tella en 1970 por presión de las autoridades militares, dio lugar al Centro de Arte y Comunicación, donde nacería el Grupo de los 13, luego Grupo CAYC en 1975. Integrado por Jaques Bedel, Jorge Glusberg, Víctor Grippo y Clorindo Testa –entre otros–, propiciaba exposiciones de arte conceptual, arte ecológico, arte pobre, arte de proposiciones y arte cibernético.
Contrariamente, otros artistas mantenían el acento en las injusticias sociales. Cabe mencionar entre ellos a Antonio Seguí, Carlos Gorriarena, Alberto Heredia y Jorge Demirjian. En esta línea y protagonizando experiencias vinculadas a la política, se destacó Tucumán arde de Juan Pablo Renzi. Oscar Bony, Pablo Suárez y Diana Dowek pueden ser considerados parte de esta fusión entre arte y compromiso militante. Esta postura implicó retomar la senda del arte concreto basado en los principios de la percepción visual y la reivindicación de géneros tradicionales, como se ve en las obras de Víctor Magariños, María Martorell, Rogelio Polesello y los integrantes del Grupo de Arte Generativo: Eduardo Mac Entyre y Miguel Ángel Vidal. También por estos años se acentuó la expresión de la identidad latinoamericana, a través de técnicas y motivos propios del arte precolombino. En este camino, Marcelo Bonevardi, Alejandro Puente y Pérez Celis alimentaron el denominado constructivismo rioplatense.
Tras la dictadura militar y con el retorno de la democracia, se potenciaron las búsquedas. A principios de la década del ’80 surgió el Grupo de la Abstracción Sensible (Carlos Silva y Raúl Masón) que impulsó el retorno al arte figurativo y al trabajo artesanal, enfatizando los elementos pictóricos decorativos y ornamentales que habían sido desvalorizados por el arte conceptual. Hacia 1982 el Grupo IIIII (Guillermo Kuitca, Osvaldo Monzo y Pablo Bobbio, entre otros) y el Grupo Babel (Nora Dobarro, Juan Lecuona y Gustavo López Armentía, por citar sólo a algunos) cuestionaron el concepto de unidad artística y comenzaron a usar elementos extraídos de la historia del arte como lenguaje.
La década de los 90 estuvo signada por el arte light o kitsch con abundancia de elementos escolares, domésticos, cotidianos y baratos, en una atmósfera de artificio y cinismo, matizada con elementos retrospectivos resignificados y descontextualizados: Jorge Gumier Maier, Graciela Hasper, Román Vitali, Karina El Azem y Fabio Casero cultivaron esta tendencia. Otro grupo eligió recuperar los principios de la abstracción agregando estilos y materiales de campos no artísticos: Fabián Marcaccio, Alejandra Padilla y Silvia Gurfein son algunos de los nombres de esta corriente. Como contrapartida, hubo otros creadores que mostraron una veta sensible a los problemas y miserias sociales de la época y para mostrar ese rostro apelaron a lo abyecto, integraron en sus obras lo perverso y lo feo con alusiones permanentes a la violencia, a lo efímero de la vida y a la degradación corporal. En esa senda expresiva recurrieron a materiales corrompibles de origen animal o humano y a elementos rotos o fuera de contexto. Este fue el camino transitado por Daniel Santoro, Nicola Costantino, Alicia Herrero, Gabriela Sacco y el Grupo Escombros –con su estética de lo roto–.